En el último período ha surgido en todos los continentes una exclusiva y a la vez ancestral forma de acercamiento entre mujeres que está creando una profunda transformación personal y colectivo. En contraste con lo que pasa con las formas jerárquicas o verticales de relacionarnos, con el fácil hecho de sentarnos en círculo, a la misma altura, en donde todas las voces y las historias de cada individuo tienen consideración, es por ello que el circulo de mujeres es una forma de compartir, enseñar y aprender entre todas.
Un viaje hacia dentro
Uno de los elementos transformadores que caracterizan los círculos de mujeres es la vivencia de contar con un tiempo exclusivo, sin prisas para girar nuestra mirada hacia dentro y conectar con lo que verdaderamente estamos sintiendo y lo que requerimos, a diferencia de otras mujeres. Con la rapidez de la sociedad de la cual formamos parte y nuestra mirada por siempre hacia fuera, es un bálsamo hallar un espacio cálido en donde poder escucharnos a nosotras mismas y a la vez escuchar a eso que se vive dentro de las otras. Frecuentemente acudimos a un círculo en un instante de transición y cambios, cuando se despierta el anhelo de una conexión más profunda y autentica con una misma y con la vida. Nuestra forma del círculo sigue ese viaje de introspección, a la vez que nos facilita sentir la fuerza y el acompañamiento de todo el grupo.
Una mirada sin juicio
A lo mejor uno de los puntos más sanadores de los círculos de mujeres es la vivencia de comunicar algo que habíamos silenciado y de sentirnos reconocidas y aceptadas en el instante de decir nuestra verdad. Cuando se crea un espacio de seguridad para abrirnos enfrente de las otras, descubrimos que nuestra historia se refleja en las historias de otras (más allá de las diferencias de edad, cultura o experiencias de vida) y pertenece a la riqueza de la experiencia colectiva de ser mujer. Algunas veces es precisamente desde una observación sin juicio que comenzamos a cultivar una voz y mirada amorosa hacia partes nuestras que habían quedado en la sombra. Formar parte en un círculo de mujeres puede ser una sección clave en nuestro sendero de incorporación como mujer, un espacio en donde dejar caer máscaras, cargas y obligaciones y disfrutar cada vez más de ser nosotras mismas.
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Una inteligencia colectiva (experiencia)
En aquel primer círculo de mujeres que se mencionaba anteriormente tuve una sensación muy clara de reconectar con un recuerdo muy obsoleto, grabado en mis huesos, de una vivencia que sin lugar a dudas pertenece a mi herencia femenina. Era el recuerdo de la tribu, de un espacio entrañable entre pequeñas, mamás y abuelas. Intuitivamente sentí que recrear actualmente ese recuerdo era primordial para mi salud y para la salud de toda la red social. Cuando nos abrimos a este recuerdo colectivo, emerge dentro del círculo una inteligencia natural que guía los pasos del grupo en esta reconexión con lo femenino ancestral. Entre otras cosas, frecuentemente aparece de forma dinámica y espontánea la construcción de algún ritual simple para honrar y agradecer lo que se vive en el círculo, una canción, un acto de dejar caer, una danza, un gesto simbólico o algo que podríamos llamar hasta “misterio”, porque transciende lo racional y lo planificado, y nos conecta con lo sagrado actualmente presente.
El don de sostener y arropar
Cada vez somos más las mujeres que sentimos la llamada de co-crear estos espacios de transformación y de sugerir un espacio en donde cada individuo encuentre su propia voz y logre florecer dentro de la fortaleza que propicia el círculo. Durante varios años hemos tenido el privilegio de comprender a mujeres que, con una presencia enraizada y amorosa, y desde su sendero personal de sanación, crean ambientes que arropan y ofrecen dinámicas que hacen más fácil una transformación interna en las otras. En el papel de “facilitadoras”, somos una más en el círculo a la vez que ocupamos un espacio de guía y sostén para que cada una logre entrar a la hondura del trabajo que brindamos. Nuestra facilitadora es una iniciadora, una mujer verdadera, a la vez vulnerable y vigorosa, sabia y aprendiz.
Multiplicar estos espacios transformadores
Siento que los círculos de mujeres son una sección clave de la evolución que nos va a llevar como sociedad, de la competitividad, la represión de las emociones, la dominación y la crueldad a una consciencia que abraza y valora lo que sentimos, que cultiva la precaución y la interconexión, que une la transformación interna con el cambio popular y que recuerda lo sagrado de la vida, por lo que en MOY seguiremos realizando esta hermosa labor de poder facilitarte una experiencia única en el circulo de mujeres.